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Calma en tiempos de incertidumbre

jv
Fotografía: Javier Vergara

Pareciera ser que luego de 26 días de protesta incesante nada hemos conseguido. Pequeños chispazos de ideas y planificaciones extensas y tediosas es lo único que hemos podido visualizar en el contexto social diario de todos los chilenos.

Ayer fue convocado el paro nacional, el cual convocó cerca de 80.000 personas que a pesar de no contar con locomoción (transantiago cesó sus funciones a las 15:00) llegaron a seguir clamando por igualdad y el derecho a ser escuchados. La situación se salió de control como siempre, grupos aislados empezaron con los destrozos y saqueos que han sacudido la ciudad como ya ha sido la tónica de todo esta revuelta social. Me permito dudar mucho de los últimos ataques realizados a pymes estos últimos días. Es prácticamente imposible dentro del contexto social que misteriosamente empezaran a atacar negocios de PYMES sin miramiento alguno, algo huele podrido ahí y no apunta a nada más que tratar de poner al pueblo contra el pueblo, el cual acusando cansancio podría ceder ante la injusticia contra los suyos.

He leído diversos comentarios pidiendo el cese de la violencia, mientras los otros alegan que en la violencia y el saqueo no hay daño debido a todo lo que las grande Elites nos han saqueado a lo largo de estos 30 años de abuso desmedido camuflados con el estandarte de las “politicas sociales”. Esta última premisa tiene sentido cuando se le analiza a fondo y se compara con las condiciones a las que hemos sido sometidos todos por igual.

Dentro de esta ira reprimida, el clamor del pueblo y el dolor a la perdida es que se hace necesario que el pueblo muestre que no somos un saco de simios descerebrados destrozando todo lo que pilla a su paso. Dentro de toda la rabia también tiene que haber calma y mesura al respecto de las acciones que se están ejecutando. La salida no es una revolución agresiva si ni siquiera contamos con líderes que nos  representen como una unidad. Es momento de sentarnos a debatir, a asistir a cabildos y empezar a botar toda esta ira reprimida. Estamos frente a un presidente que ha sido incapaz dentro de su indolencia de poder dar a torcer su brazo, porque el orgullo con el que carga es más fuerte que la voluntad del pueblo que grita por ser escuchado. Los carabineros, que además de tener un actuar inaceptable también han mostrado que dentro de sus filas, la fidelidad al gobierno y al pueblo es nula, flotando en un océano de incertidumbre.

Las fuerzas armadas están mirando atentas cual presa para agarrar el botín cuando el descontrol popular sea mayor ¿Es eso lo que queremos?, ¿Queremos volver a lo mismo de hace 30 años?, ¿Nos merecemos aquello? seamos inteligentes.

Llegó el momento de calmar a la masa, hacer un llamado al diálogo entre nosotros, tomar decisiones que nos ayuden a avanzar en nuestros pedidos como sociedad y observar con mirada fría y calculadora las acciones que se están tomando en el congreso. Debemos ahora mas que nunca, estar alertas siempre a que no nos vayan a pasar un gol esta vez, porque somos más y estamos unidos.

Ellos ya lo saben y nos tienen miedo.

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